22 sept 2019

El Panchatantra


El género hindú que más ha inflluido sobre las literaturas occidentales ha sido el cuento. Algunos adoptan la forma de fábula, otros de cuentos de hadas, otros más realistas. 

De entre todas las colecciones destaca el Panchatantra. Es la colección más antigua de fábulas de la literatura sánscrita. Data probablemente del siglo IV a. C. y está basada en colecciones anteriores de cuentos populares.  Las fábulas, principalmente de animales, están organizadas en cinco libros, y tratan de temas como la amistad, la pérdida de la propiedad y la guerra. Su propósito original era instruir a un príncipe joven sobre cómo obtener el éxito en la tierra. El texto sánscrito original se ha perdido, pero del Panchatantra se hicieron muchas redacciones y refundiciones, además de traducciones a otras lenguas. El rey Alfonso X mandó traducir al castellano una versión árabe que, con el título de Calila y Dimna, se extendió por Europa.

Entre estas fábulas aparece "La olla rota" que es un eslabón más de lo que conocemos como "El cuento de la lechera".


La olla rota

En cierto lugar vivía un brahmán llamado Svabhakripana, que tenía una olla llena de arroz que le habían dado de limosna y que le había sobrado de la comida. Colgó esta olla de un clavo de la pared, puso su cama debajo y pasó la noche mirándola sin quitarle la vista de encima, pensando así:
-Esta olla está completamente llena de harina de arroz. Si sobreviene ahora una época de hambre podré sacarle cien monedas de plata. Con las monedas compraré un par de cabras. Como éstas crían cada seis meses, reuniré un rebaño. Después, con las cabras compraré vacas. Cuando las vacas hayan parido, venderé las terneras. Con las vacas compraré búfalas. Con las búfalas, yeguas. Cuando las yeguas hayan parido, tendré muchos caballos. Con la venta de éstos reuniré gran cantidad de oro. Por el oro me darán una casa con cuatro salas. Entonces vendrá a mi casa un brahmán y me dará en matrimonio a su hija hermosa y bien dotada. Ella dará a luz un hijo. Al hijo lo llamaré Somasarmán. Cuando tenga edad para saltar sobre mis rodillas, cogeré un libro, me iré a la caballeriza y me pondré a estudiar. Entonces me verá Somasarmán y deseoso de mecerse sobre mis rodillas, dejará el regazo de su madre y vendrá hacia mí acercándose a los caballos. Yo, enfadado, gritaré a la Brahmana: ¡Coge al niño! ¡Coge al niño! Pero ella, ocupada en las faenas, no oirá mis palabras. Yo me levantaré entonces y le daré un puntapié. 
Tan embargado estaba en estos pensamientos, que dio un puntapié y rompió la olla, y él quedó todo blanco con la harina de arroz que había adentro y que le cayó encima. 
Por eso digo yo: El que hace sobre el porvenir proyectos irrealizables, se queda blanco como el padre de Somasarmán.



El león y el chacal 

En cierta región de un bosque vivía un león llamado Kharanakhara que corriendo un día hambriento por todas partes no pudo cazar ninguna bestia. A eso de la puesta del sol, llegó a una gran cueva, entró en ella y pensó: «Seguramente que algún animal vendrá a pasar la noche en esta cueva; de modo que me voy a quedar aquí escondido». Estando allí en tal situación, llegó el dueño de la cueva, que era un chacal llamado Adhipuchchha, el cual miró y vio las huellas del pie de un león que había entrado y no salido de la cueva. Entonces pensó: «¡Ah!, perdido estoy; seguramente que aquí dentro hay un león. ¿Qué hago? ¿Cómo he de huir?». Pensando así y sin moverse de la puerta empezó a gritar: 



-¡Eh, caverna! -Dicho esto, añadió de nuevo-: ¿ignoras que tienes un pacto conmigo, según el cual yo te he de hablar al venir de fuera y tú me has de responder? Si no me respondes, pues, me voy a otra gruta. 



El león al oír esto pensó: «Sin duda que caverna invita a éste siempre que viene y hoy se calla por temor a mí. Pues se ha dicho esto: 


Cuando el miedo oprime el corazón, quedan sin poder obrar las manos, los pies, la lengua y demás; el temblor es el único que domina. 

« Voy, pues, a llamarle yo para que entre y me sirva de comida». Habiéndolo pensado así, le llamó. El rugido del león llenó todo el ámbito de la caverna, retumbando en ella cien veces; de tal modo, que puso en fuga hasta las bestias que estaban lejos. El chacal huyó enseguida a todo correr y recitó esta zloka: 

Quien procede con cautela vive feliz, y no vive el que obra sin discernimiento. Yo me he hecho viejo viviendo en el bosque, y nunca he oído que una cueva hable.

17 sept 2019

Escritura cuneiforme

La epopeya de Gilgamesh




Poema de Gilgamesh

Tablilla VIII (Anverso I)
Al primer resplandor del alba Gilgamesh dijo a su amigo:
«Enkidu, tu [ma]dre una gacela, un onagro tu padre, te [engendraron]. Aquellos cuya señal son sus colas te criaron, y el ganado De la llanura y de todos los pastos. ¡Ojalá las huellas de Enkidu en el Bosque de los Cedros Lloren por ti, jamás callen noche y día! Así los mayores de la amplia y amurallada Uruk lloren por ti. [Llore por ti] El dedo que se extienda detrás de nosotros bendiciendo. Llore por ti Y despierte ecos en la campiña como si fuera tu madre. Llore por ti [… ] En cuyo centro nosotros… Llore por ti oso, hiena, [pantera], (10) Tigre, ciervo, leopardo, león; bueyes, venado, [cabra montés], Y las criaturas salvajes del llano. Llore por ti el río Ula [… ] Por cuyas riberas solíamos pasear. Llore por ti el puro Eufrates, [del que sacábamos] Agua para el odre. Lloren por ti Los guerreros de la amplia y amurallada Uruk [… ] matamos el Toro… Llore por ti [… ] [Quien] en Eridu ensalzó tu nombre. Llore por ti [… ] [Quien … ] ensalzó tu nombre. Llore por ti [… ] [Quien] proporcionó… grano para tu boca. Llore por ti [… ] [Quien] puso ungüento en tu espalda. Llore por ti [.. ] [Quien] puso cerveza en tu boca. Llore por ti la [meretriz] (20) [Que] te ungió con aceite fragante. Llo[re por ti …] [del ha]rén que [te llevó] La mujer y el anillo de tu elecciónl. ¡Lloren los hermanos por ti como hermanas [… y crezca larga] Su cabellera por ti […]!»
(II) «¡Oídme, oh ancianos, [y prestad oído] a mí! Por Enkidu, mi [amigo], lloro, Gimiendo amargamente como una plañidera. El hacha de mi costado, confianza de mi mano, El puñal de mi cinto, [el escudo] delante de mí, Mi túnica de fiesta, mi más rico tocado– ¡Un demonio [perverso] apareció arrebatándomelos! [¡Oh mi amigo menor], tú cazaste El onagro de las colinas, la pantera del llano! ¡Enkidu, mi amigo menor, cazaste El onagro de las colinas, la pantera del llano! (10) ¡Nosotros que [vencimos] todas las cosas, escalamos los montes], Que prendimos el Toro [y lo matamos], ¡Afligimos a Hubaba, que [vivía en el Bosque de los Cedros]! ¿Cuál es el sueño que se adueño [de ti]? ¡Ignoras y no [me] oyes!» Pero no levanta [sus ojos]; Tocó su corazón, pero no late. Entonces veló (a su) amigo como una desposada[… ], Arrebatado cerca de él como un león, Como una leona privada de [sus] cachorros. (20) Va y viene ante [el lecho], Arrancándose (el pelo) y esparciéndo[lo …], Jer 16:6; 48:37 ¡Desgarrando y diseminando (su) atuendo [Como si estuviera] im[puro]! Al primer arrebol [del alba], Gil[games…]. Entonces Gilgamesh envió un pregón al país: «Oh forjador [… ], Batidor de cobre, aurífice, lapidario: ¡Haced a mi amigo [ … ] ! » [Entonces] formó una estatua para su amigo, El amigo cuya estatura [… ]: «[…], de lapislázuli es tu pecho, de oro tu cuerpo, [… ]».
(III) «Un lecho [de honor te hice ocupar], Te coloqué [en el asiento de la holgura, en el asiento de la izquierda], Para que los príncipes de la tierra [besaran tus pies]. Haré que las gentes [de Uruk] lloren por ti (y) [se lamenten], Que el pueblo alegre [gima por ti]. Y, cuando te hayas ido, [Cubriré mi cuerpo de pelo intonso] Y, vistiendo una piel [de león, erraré por la estepa].» Al primer arrebol del alba, [Gilgamesh] Aflojó su banda […]. El resto de la tablilla falta o su estado fragmentario impide su traducción, salvo en el caso de las líneas siguientes
(V) (45) Al primer resplandor del alba, Gilgamesh formó [… ], Sacó una ancha mesa de madera elammaqu, Llenó de miel una jarra de cornerina, Llenó de requesón una jarra de lapislázuli, [… ] decoró y expuso al sol.

El Poema de Gilgamesh es la primera epopeya de la Literatura universal. El texto, cincelado en unas tablillas encontradas en la biblioteca del palacio de Asurbanipal, descubierto en el siglo XIX, relata las aventuras de Gilgamesh (legendario rey de Uruk, cuya historicidad es muy probable) y su amigo Enkidu (nacido humano y personaje enteramente ficticio).

El Poema del Gilgamesh, compuesto varios milenios antes de nuestra era, recoge ya los arquetipos que jalonan las grandes obras literarias posteriores: el descubrimiento del amor y la amistad, la necesidad de aventura, el desdén hacia los dioses, la búsqueda de la inmortalidad, el miedo a la muerte, la lucha frente al destino…

Del poema -incompleto en alguna de sus partes- se ha rescatado más de una versión. Originalmente la obra fue una creación sumeria, pero su forma actual responde a las sucesivas refundiciones del texto en época paleobabilónica. Aquí hemo traído un extracto de la octava tablilla, en su versión asiria, en la que Gilgamesh llora la muerte de Enkidu.



LITERATURAS FUNDACIONALES


"El rey que quiso vivir siempre" Eduardo Galeano



El tiempo, que fue nuestra partera, será nuestro verdugo. Ayer el tiempo nos dio de mamar y mañana nos comerá.
Así es nomás, y bien lo sabemos.
¿Lo sabemos?

El primer libro nacido en el mundo cuenta las aventuras del rey Gilgamesh, que se negó a morir.
Esta epopeya pasó de boca en boca, desde hace unos cinco mil años, y fue escrita por los sumerios, los acadios, los babilonios y los asirios.

Gilgamesh, monarca de las orillas del Éufrates, era hijo de una diosa y de un hombre. Voluntad divina, destino humano: de la diosa heredó el poder y la belleza, y del hombre heredó la muerte.

Ser mortal no tuvo para él la menor importancia, hasta que Enkidu, su muy amigo, llegó al último de sus días.

Gilgamesh y Enkidu habían compartido hazañas asombrosas. Juntos habían entrado en el Bosque de los Cedros, morada de los dioses, y habían vencido al gigante guardián, cuyo bramido hacía temblar las montañas. Y juntos habían humillado al Toro Celeste, que con un solo bufido abría una fosa donde caían cien hombres.

La muerte de Enkidu derrumbó a Gilgamesh, y lo aterró. Descubrió que su valiente amigo era de barro, y que también él era de barro.
Y se lanzó al camino, en busca de la vida eterna. El perseguidor de la inmortalidad vagó por estepas y desiertos, atravesó la luz y la oscuridad,navegó por los grandes ríos,llegó hasta el jardín del paraíso, fue servido por la tabernera enmascarada, la dueña de los secretos,alcanzó el otro lado de la mar, descubrió al barquero que sobrevivió al diluvio, encontró la hierba que daba juventud a los viejos,siguió la ruta de las estrellas del norte y la ruta de las estrellas del sur,abrió la puerta por donde entra el sol y cerró la puerta por donde el sol se va.

Y fue inmortal, hasta que murió.



16 sept 2019

Presentación


COMENTARIO CRÍTICO

El comentario crítico de textos es un ejercicio de análisis de las ideas y la organización de un texto que nos permite contrastar las opiniones ajenas con las propias; por lo tanto, se trata de una actividad de gran utilidad para formarte tanto intelectual como personalmente. De este modo, podrás tener una visión más objetiva, rigurosa, y, por tanto, madura, del mundo que te rodea. Todos sabemos criticar y estamos acostumbrados a ello, pero no conocemos habitualmente las técnicas para hacerlo correctamente.