El hijo de Príamo, Paris, raptó a la esposa de Menelao, llevándola a Troya. Ante tal agravio, Agamenón, hermano de Menelao, convoca a todos los reyes griegos a una reunión, para comunicarles lo ocurrido; como resultado de ello se envió una expedición de guerreros capitaneados por valerosos jefes, como Aquiles, Ulises, entre otros, iniciándose así la guerra entre griegos y troyanos; fueron sangrientos, pero al llegar el noveno año de la guerra, estalló un violento enfrentamiento entre dos griegos: Agamenón y Aquiles; iniciándose así el argumento de la Ilíada.
En desquite Aquiles retira a sus guerreros de la batalla y se niega a
seguir ayudando con el ataque a Troya.
Los troyanos aprovecharon esta situación y empezaron a tener
victorias. Entonces Agamenón le devuelve a Aquiles su esclava con la
intención de que vuelva al combate, pero el orgulloso Aquiles no
quiere hacerlo.
Aquiles queda muy afligido por el dolor de haber perdido a su mejor
amigo. De hecho, este suceso cambia el curso de la guerra porque
entonces regresa a la batalla para vengarse.
Héctor espera a Aquiles, listo para luchar. Los dos eran los mejores
guerreros de cada ejército, pero al verlo llegar Héctor escapa
corriendo lleno de miedo, llegando a dar tres vueltas alrededor de la
ciudad de Troya. El guerrero griego lo persigue hasta que finalmente
Héctor deja de correr y decide enfrentarlo.
Aquiles atraviesa la garganta de Héctor con su lanza. Mientras
estaba muriendo, el guerrero troyano pide un funeral honorable. Sin
embargo Aquiles, aún sediento de venganza, toma el cadáver y lo
arrastra alrededor de los muros de la ciudad. Luego se niega a
devolver el cuerpo de Héctor a su familia.
Tras el funeral de Patroclo, que contó con sacrificios y juegos en
los que se repartieron premios, Aquiles continuó insultando a los
troyanos con el maltrato del cadáver de Héctor.
Finalmente el viejo rey Príamo, padre de Héctor, se presenta solo
ante las naves aqueas para suplicar la devolución del cadáver de su
hijo. Conmovido por esto, Aquiles regresa el cadáver.
.
La Ilíada termina con la tregua en la que se dan los funerales de
Héctor.
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